Consejos sobre tarimas
Tarima
flotante
Se denomina
tarima flotante al pavimento de madera o sustituto que no está pegado ni
clavado al suelo dejando así un margen de movimiento.
Es un sistema
que se lleva usando muchos años por su comodidad sobre todos en países fríos
del norte de Europa. La madera es un material que nos aporta comodidad y
calidez.
Suelen ser
pavimentos más económicos que los de parquet (suelos de madera maciza pegados
directamente sobre soporte, no flotantes) por su menor mano de obra en la
instalación y también de menor mantenimiento.
Dependiendo
del material, son pavimentos que podemos regenerar en el sentido de que
podremos acuchillar y barnizar (consiste en lijar o pulir la madera quitando
mellas y arañazos ocasionados por el uso y posterior barnizado con lo cual
volvemos a estrenar el pavimento como nuevo. Dependiendo del grosor podemos
realizar varias veces esta tarea. Para realizar esta maniobra, la superficie de
madera debe ser superior a 4 mm. (En caso contrario se convierte en un suelo de
1 solo uso).
Para su
instalación es fundamental conseguir una superficie lo más homogénea y nivelada
posible.
Las tarimas
flotantes se pueden clasificar en función del material utilizado en tres
grandes grupos:
Tarima
flotante de madera maciza:
Tablas o lamas
de madera maciza que rondan los 2 cm. de grosor, largas y estrechas, variando
sus dimensiones de unos modelos a otros.
Pueden
presentarse sin juntas laterales, con juntas a media madera machihembradas, y
normalmente disponen de alguna pieza de conexión metálica tipo clip, aunque no
necesitan sistemas especiales de anclaje puesto que, al ser más pesadas,
funcionan bien por simple gravedad.
El
tratamiento, mantenimiento y conservación de este material se hace a través de
acuchillado, también conocido como lijado y barnizado. Al tener mucho grosor
podremos realizar esta maniobra varias veces y así alargar la vida útil del
pavimento.
Suelen tener
más movimiento por dilatación-contracción con los cambios de temperatura, con
lo que nos puede crear rajas o montoneras indeseadas y también suelen ser más
caros por el exceso de grosor en madera. Es muy sensible al agua o a la
humedad.
Tarima
Flotante de madera multicapa:
Se compone de
una base inferior de estabilización o tablero, y dos o más capas de madera con
tratamiento hidrófugo, de las que la o las intermedias suelen ser de madera
resistente y barata, como pino o abeto, o bambú, y la superior o de acabado, de
madera noble para el acabado estético. Por último, la capa de madera noble,
suele incorporar una última de protección, que suele ser barniz, al agua UV,
con hasta 7 manos. También algunos modelos incorporan óxido de aluminio en su
tratamiento, haciéndolos excepcionalmente resistentes a la abrasión, también ofrecen
filtros de rayos ultravioletas, ofreciendo mejor comportamiento frente al sol.
El
tratamiento, mantenimiento y conservación de este material se hace a través de
acuchillado, también conocido como lijado y barnizado, aunque la reparación y
cambio de las piezas es algo complicado. La maniobra de lijado y barnizado se
puede realizar un máximo de 2 veces según su grosor, al tener menos grosor que
la maciza.
Este tipo de
suelos, relativamente novedosos, consiguen un acabado de la misma calidad
visual que los parqués de madera maciza, superándolos incluso en algunos
aspectos, como en estabilidad dimensional, ya que, al disponerse las sucesivas
capas con las vetas perpendiculares, las deformaciones de las piezas debido a
la humedad o temperatura disminuyen. La tarima flotante multicapa suelen
incorporar, al igual que los suelos de tarima flotante sintética, un sistema de
anclaje tipo clic (un sistema machihembrado de ajuste).
Tarima
flotante de madera laminada:
También
existen en el mercado otras tarimas de otros materiales también muy
interesantes, como los laminados.
Estos
laminados sustituyen la capa de terminación y puede que también la base, en
lugar de madera utilizan material sintético con similar estética a la madera
incluyendo multitud de tonos a elegir. Este tipo de laminados suelen ser más
duros y resistentes que la propia madera, de menor espesor y más económicos por
el sistema de producción más fácil y barato que ofrece la industria actual.
Suelen estar garantizados por unos años contra los arañazos, quemaduras de
cigarrillos, decoloración por el sol, etc. Cosa que los de madera no ofrecen.
Existe un gran
mercado de este producto, con gran cantidad de estilos, formatos, colores y
texturas disponibles, existiendo imitaciones de prácticamente todas las maderas
naturales, así como de piedra o cerámicas.
Debido a que
el laminado sintético puede presentar muy diversas propiedades según el
fabricante, los suelos se clasifican en cinco calidades según la norma EN
13329.
Estas
categorías son el resultado de un test de abrasión, donde una máquina somete al
suelo a una serie de frotados con una rueda de papel de lija, hasta que el
dibujo decorativo pierde su apariencia original, es decir, el test se hace
hasta que el decorativo desaparece (se vuelve blanco).
Las categorías
de resistencia van de menor a mayor así, AC-1, AC-2, AC-3, AC-4, AC-5 y AC-6.
Resumiendo, un AC-6 será mucho más resistente que un AC-1.
Este tipo de
material obviamente no se podrá acuchillar (lijado y barnizado) por lo que se
considera de un solo uso. Cuando sufra desgaste deberemos sustituirlo por lo
que es importante elegir bien su dureza de acuerdo al tránsito que va a
conllevar a la hora de proyectar su instalación.
La principal
desventaja de este tipo de pavimento es su debilidad en las juntas, por lo que
para evitar esto, reiteramos que es fundamental conseguir una superficie lo más
homogénea y nivelada posible.














