Colores primarios
Rojo, azul
y amarillo. Les llamamos primarios
porque no se
pueden crear a partir de ningún otro color. Combinados entre
sí, dan lugar a otras tonalidades, cuyo efecto se puede suavizar, además, si se
incluyen en la mezcla distintos grises u otros tonos neutros.
El color rojo es cálido y atrevido a la vez,
dramático, poderoso y arrogante, también evoca confidencia y elegancia. Estimula la mente, da energía y excita los sentidos, por lo que se recomienda su uso en estancias
destinadas al entretenimiento, como
el salón o un espacio destinado a los juegos.
Usa este tono en espacio donde requieras más energía. Si sufres de alta presión o
hipertensión, no uses este tono, ya que puede ser abrumador.
Por el contrario, el azul es
un color frío: denota
calma, serenidad y frescura, de la misma forma que la visión
del cielo o del mar. Es un color relajante que baja la presión arterial, el pulso y
la respiración y una buena opción durante
los meses de verano. No obstante,
los tonos más pálidos combinados con una iluminación de poca intensidad pueden resultar
demasiado fríos. El azul también ayuda a que los niños tengan menos rabietas y sean menos agresivos.
El amarillo combina la energía y vitalidad. Al igual que el sol, el amarillo llena
de luz las
habitaciones y hace que estas brillen en los días nublados. Aumenta la presión arterial y el pulso, lo que te da
energía. Si tienes problemas de memoria, agrega accesorios amarillos, ya que te
estimulan a recordar. El color
amarillo es una buena opción para espacios donde quieras estar activo.
Combinado con colores cálidos como los rojos,
naranjas y púrpuras, crea un ambiente íntimo y acogedor.
Colores secundarios
Naranja,
verde y violeta. Cada uno de ellos
proviene de la mezcla, en cantidades
iguales, de dos colores primarios.
De esta manera se amplían las opciones de tonalidad,
lo cual favorece las posibilidades
decorativas.
El naranja es un color acogedor, atractivo y cálido,
que sugiere intimidad, aunque su intensidad puede abrumar. Aporta un tono
acogedor y luminoso a las estancias frías o con poca iluminación natural. Es un color feliz
que invita a ser sociable. Úsalo es espacio donde
recibes visitas. También estimula el apetito y reduce la fatiga.
El verde es el tono por excelencia de la primavera y la naturaleza, y por eso se relaciona también con conceptos
como la esperanza. Este color evoca nuevos comienzos, calma y relajación. Si
sufres de ansiedad o necesitas controlarte, usa este tono en tu hogar, ya que
te ayudara a calmarte y disciplinarte. Además de dar
vida a las habitaciones, es un color
que favorece la concentración, por lo que
es idóneo para estancias donde se
realicen tareas que requieran atención.
La gama de matices del violeta es muy amplia:
incluye tonos como el lavanda, el lila o
el malva. El primero es el más fresco
y natural, sobre todo si se combina con verde o blanco. Además,
la tendencia un tanto opresiva del violeta se puede mitigar, si se mezcla
con naranjas o amarillos. Los tonos más pálidos son los más indicados para las habitaciones personales, como los dormitorios y las salas de estudios. En sus tonos claros es femenino y relajante. En sus
tonos más fuertes, nos recuerda a la realeza. El violeta es un color intelectual
y que ayuda a la creatividad. Este tono invoca dignidad y
exclusividad.
Los pares complementarios
Es la combinación de cada color primario con un color
secundario que posee frente a él en la rueda
de color. Aunque son opuestos, estos colores se complementan y combinan
entre ellos. Se pueden crear tres pares
complementarios:
Combinando
rojo y verde, destaca por ser
muy dinámico, ya que el rojo aporta
un efecto estimulante y el verde, un
toque de equilibrio.
Combinando azul
y naranja, destaca la intensidad
del naranja con la calma y serenidad del azul.
Combinando amarillo
y violeta, destaca la vitalidad y alegría del amarillo con el punto irritante al que puede llegar el violeta.