
El rodillo es una herramienta
fundamental para
pintar las paredes, el techo y otras grandes superficies. En estos casos, la
brocha resulta inadecuada o insuficiente, ya que obligaría a un trabajo mucho más arduo y, además,
aumentan las posibilidades de dejar marcas. La tarea de pintar con rodillo
es sencilla, pero conviene conocer algunos
trucos y tener en cuenta una serie
de consejos antes de lanzarse por primera vez a realizar esta labor.
Para pintar con rodillo,
en primer lugar, hay que proveerse de la herramienta
que mejor se ajuste al tipo de pared
que se pintará y a la clase de pintura que se empleará. La primera regla para
elegir el rodillo es que su pelo debe ser más largo cuanto más rugosa sea la superficie. Es decir, para
acabados de gotelé u otros irregulares, son recomendables los rodillos de lana
u otro material con el pelo más largo posible, dado que deben alcanzar las
partes más alejadas. Si la superficie
es lisa, lo conveniente es que el pelo sea corto o, incluso, que carezca de él,
como en el caso de los rodillos de espuma. No obstante, estos tienen el
inconveniente de dejar burbujas en la superficie.
El rodillo
también se debe elegir en función del tipo de pintura que se ha de aplicar. Los rodillos de
lana y pelo largo se adaptan mejor a las pinturas
vinílicas o acrílicas, mientras que los de pelo corto o de otros materiales
son más adecuados para el empleo de pinturas
plásticas o al agua.
Además de conseguir las herramientas adecuadas, al empezar con
la tarea, hay que tener en cuenta varios consejos. Los más importantes se
enumeran a continuación:
1. Si el rodillo es nuevo, hay un
truco muy simple para quitar los pelos sueltos y todas las impurezas que
contenga. Se debe pegar cinta adhesiva sobre su superficie y, al quitarla, la
cinta se llevará consigo la suciedad y todas las partículas sobrantes.
2.
En
el caso de rodillos nuevos o con muy poco uso, se debe evitar introducirlos en
seco en la pintura, ya que su capacidad de absorción es muy alta y cargarán una
cantidad de pintura excesiva. Es conveniente "pintarlos" con una brocha.
Después de esto, el rodillo estará preparado para empaparse directamente en la
pintura.
La
primera mano de pintura con rodillo se debe aplicar en franjas verticales y la
segunda, horizontales
3.
La
brocha también se debe emplear para pintar los rincones, aristas y recovecos
que el rodillo no puede alcanzar. Es importante que esta tarea se realice antes
de pintar con rodillo, puesto que, si se ejecuta después, lo más probable es
que queden marcas visibles.
4.
La
primera mano de pintura con rodillo se debe aplicar de modo vertical. Conviene
pintar por franjas, cuya anchura sea el doble que la anchura del rodillo.
Después de empapar este de pintura, lo mejor -cuando se pinta una pared- es
comenzar por la mitad de la altura, para desde allí subirlo casi hasta el techo (sin alcanzarlo: para ello, antes se
ha pintado la arista con brocha) y luego bajarlo casi hasta el zócalo o
rodapié. Después de la primera mano, las siguientes sirven para esparcir la
pintura; esto debe hacerse un número de veces suficiente, pero no excesivo, ya
que hay riesgo de quitar mucha pintura y dejar muy poca sobre la superficie.
5.
Se
debe procurar que las franjas se solapen, para evitar que queden
huecos sin pintura. No obstante, el solapamiento no ha de ser excesivo, para
que no haya una acumulación innecesaria de pintura en las intersecciones, lo
cual origina derroches de pintura y, en ciertos casos, marcas.
6.
La
segunda mano se debe aplicar en franjas horizontales. De esta manera -es decir,
en dirección transversal a la primera mano-, se garantiza una distribución más
uniforme de la pintura y se reduce el riesgo de que queden marcas. Si en las
partes altas de la pared o en el techo es difícil que las franjas sean transversales,
se debe al menos procurar que sean en diagonal, pero no paralelas.
7.
Para
pintar las partes altas, conviene añadir una extensión al asa del rodillo. Esto
permitirá trabajar con mayor comodidad.
8.
Nunca se debe presionar el rodillo contra
la superficie: solo hay que deslizarlo.
Entre las herramientas para pintar
con rodillo, existe una que no es imprescindible,
pero sí muy útil y se puede convertir en una aliada perfecta para el pintor. Es la bandeja para el rodillo, un recipiente
especial que facilita y optimiza el trabajo, así como el aprovechamiento de la pintura.
La bandeja es un recipiente rectangular, cuyo lado menor debe tener
como mínimo la extensión del rodillo, para que la herramienta quepa dentro.
Cuenta con dos espacios que se diferencian por su profundidad. El más hondo
está destinado a empapar en pintura el rodillo. El menos profundo sirve para
pasarlo a continuación y quitar el excedente de pintura, que cae en el otro
hueco, de modo que no se desaprovecha ni una gota.
De esta manera, se evita que el rodillo se empape con demasiada pintura, ya que esto aumenta las probabilidades de dejar marcas en la superficie y provoca que la pintura salpique.
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